Entonces, con la
cabeza ya caliente porque el Olivetti PCS33 era un ordenador un tanto limitado,
se notaba poco fluido con el Windows, tenía poco disco duro y la pantalla hacía
que dolieran lo ojos a poco rato que estuvieras jugando (incluso con el correspondiente
protector de pantalla tan habitual en los 90, con su cable a tierra), no
podíamos ampliarlo más y además queríamos hacer más cosas.
Compramos un
Pentium (o Pepinum, como decía mi amigo Ivan) que ya incluía todo lo que tenía
el Olivetti y lo superaba. Solo le faltaba grabadora de CDs.
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La CDD 2600, cortesía de internet |
La grabación del CD tenía que ser continua, no podía pararse bajo ningún concepto. Si se vaciaba el buffer de escritura la grabación fallaba y el CD a la mierda. Lo habitual era poner grabar el CD y alejarse del ordenador para que no tuviera ni el más mínimo sobresalto. Lo más seguro era copiar desde el disco duro al CD pero era habitual también copiar de CD a CD, que era mucho más arriesgado. Había algunos CDs que tenían que hacerse así.
Había discos de
música que ocupaban más que la capacidad de los CDs vírgenes, sobre todo los
primeros, luego los hicieron de 700MB y puede que algo mayores incluso. Si había
discos que no entraban el truco (también me lo enseñó Ivan) era acelerar
ligeramente algunas canciones con algún software con lo que se reducía la
duración de las mismas y entraban en el CD.
El caso es que
las copias de CD se vendían a 2.500 pesetas, normalmente el comprador llevaba
un CD que quería duplicar y se duplicada una para el comprador y otra para el
grabador, lo que hacía que el catálogo aumentara. Si el comprador quería un CD
a base de material del catálogo tenía un precio superior.
Un salto
importante fue cuando se empezaron a duplicar juegos de Playstation, que al
principio daba reparo (la parte trasera de los CDs de la Play es negra y parece
cosa de otro mundo, pero a la lente del lector del CD le da lo mismo) y además exigía
un software y un procedimiento específico pero una vez pillado el truco era la
opción más lucrativa y la que más movimiento tenía. No teníamos Play pero sí teníamos
un probador oficial que chequeaba que estaban bien copiados. Con las copias de
la Play daba para amortizar la grabadora muy rápidamente. Y tanto, se quemó la
grabadora de tanto uso y compramos otra el doble de rápida con lo que daba menos
problemas porque tenía un buffer más grande. Además fuimos creciendo también en
cuanto equipo, ordenador más potente y completo. Tarjeta de TV para decodificar
el Plus.Algunos de los anuncios utilizados
La copia de CDs
fue decayendo con la popularización de internet y el abaratamiento de grabadoras
de CDs. Se metían ya de serie en los ordenadores y dejó de ser lucrativo. Pero
durante unos pocos años fue una inversión más que interesante.
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