Por motivos laborales he pasado un día en Avilés, Asturias. Creo que esta ha sido la tercera vez que iba, la segunda por motivos laborales así que me voy a referir a la sensación que tuve la primera vez que fui: sorpresa. La imagen que tenía era de una ciudad industrial, tirando a oscura pero la parte antigua fue una auténtica revelación. Partiendo de la plaza del ayuntamiento, cualquiera de las calles que cojas te lleva a descubrir un Avilés histórico, muy animado, limpio y lleno de locales animados donde tomar algo acompañado de una buena tapa. O restaurantes donde comer abundantemente y con alimentos de calidad, sin olvidar la tradicional sidra. Merece la pena visitar Avilés, que además tiene un centro cultural diseñado por el arquitecto brasileño Niemeyer, que es quien metió buena mano en Brasilia.
Este día, después de recorrer calles y parques del centro de Avilés nos dirigimos por el paseo del puerto hacia un restaurante que conocimos en nuestra visita anterior: La Vieja Rula. Se cena de maravilla, le dimos al pulpo con gambas, ensalada de atún, bocartes y pescado de mercado. Todo de maravilla. Ah, de entrada nos dieron un rico y abundante pastel de cabracho. Salimos súper satisfechos y no dudaría en recomendar la visita. Tienen también menú del día, que seguro que está rico y será abundante. Igual algún día que pasemos por ahí probamos.
Concluyendo: viva Avilés
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